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Dennis Bergkamp inició su trayectoria como futbolista en el Ajax de Ámsterdam, donde debutó en primera división a la edad de 17 años, de la mano de Johan Cruyff. No tardó en destacar en las filas del conjunto holandés, donde lograría grandes éxitos, entre los que destacan; una Recopa, una Uefa, una liga, dos copas, una supercopa, tres veces el galardón de máximo goleador, y dos veces mejor jugador del campeonato. Pronto llegaría la aventura lejos de casa, primero se marcho a Italia, al Inter de Milán donde no tuvo suerte a pesar de ganar otra copa de la Uefa, y a las tres temporadas decidió marcharse a Inglaterra, al Arsenal , ya no se movería en toda su carrera, convirtiéndose en ídolo de masas. A pesar de su conocido miedo a volar, lo que le llevaba a hacer grandes desplazamientos en coche adelantándose en días al resto de la concentración del equipo, su rendimiento en el Arsenal fue altísimo, y pudo mostrar la gran calidad que atesoraba.

 


"Mágico González" es uno de los jugadores con más talento de la historia, su destreza e imaginación le hicieron ser un jugador de los que solo sale uno cada 20 años, un delantero versátil, sutil, con un endiablado cambio de ritmo y una capacidad para improvisar que le hacía ser el terror de las mejores defensas de la liga española (no le podían ver ni en pintura). Un jugador del cual llama la atención que no ocupe un sitio entre los mejores de la historia como pueden ser; Pelé, Maradona, Cruyff o Di Stéfano…

Su carácter y sus continuos devaneos nocturnos le impidieron destacar en un equipo grande, a pesar de que pretendieron ficharle clubes como Barcelona, Florentina, Paris Saint Germain o Atlético de Madrid. Algunos incluso se atreven a decir que era mejor que “El Diego”, y los que lo dicen lo dicen por algo, no en vano Maradona jugaba con la izquierda y “El Mago” lo hacia con las dos.




Eric Cantona, uno mejores jugadores que ha dado Francia, un futbolista completísimo; potencia, velocidad, disparo, visión, precisión, una inagotable lista de virtudes que le hacían ser el más temido adversario de las defensas rivales. Su fuerte carácter le privó de añadir más logros a su intensa carrera, ya que al igual que Atila “Rey de los Hunos”, por donde pasaba Cantona no volvía a crecer la hierba.
Auxerre, Martigues, Marsella, Burdeos, Montpellier, Nimes, Leeds y Manchester United fueron sus equipos, siendo este último donde se convirtió en referente mundial. En la selección francesa no triunfó debido a sus polémicas, ahora mismo me vienen a la memoria la vez que le llamó “saco de mierda” al seleccionador francés a finales de los 90, Henry Michel, o la patada de Kung-fuque le propinó a un aficionado del Cristal Palace, lo que le costó el no volver jamás a vestir la camiseta de “les bleus”.





Raúl González Blanco. Futbolista español. Raúl comenzó en las escalas inferiores del Atlético de Madrid, que abandonó para formar parte de la cantera del Real Madrid.

Ya en la plantilla del club blanco, fue ascendiendo hasta llegar al Madrid C de Segunda División B, donde se destacó, marcando cinco goles, en uno de los encuentros contra el Carralejos de Fuerteventura. En el segunda B marcó 13 goles en 7 partidos. Raúl también sumó dos importantes actuaciones formando parte de la selección española sub-18, con la que marcó 4 goles.

Esta meteórica trayectoria le sirvió para que Valdano, técnico del Real Madrid por aquellas fechas, le diera la oportunidad a Raúl de debutar de manera oficial con el primer equipo, en partido de Liga, frente al Zaragoza, el 29 de octubre de 1994. Tenía 17 años, y se convertía en el jugador más joven en vestir la camiseta del club blanco a lo largo de su historia.

Raúl pasó de cobrar 60.000 pesetas a 300.000 al mes, además de haber estampado una firma con el club hasta el año 2000, con una ficha anual de 140 millones de pesetas y una cláusula de rescisión de 1.600 millones. En 1997 se proclamó campeón de Liga con su club, y en 1998, Campeón de Europa.

Fueron unos momentos de gran éxito goleador y buen juego que lo convirtieron en objeto de atención de clubes extranjeros y nacionales que encontraban accesible su fichaje. El 8 de abril de 1997, Raúl llegó a un acuerdo con el Real Madrid que pasaría a abonarle por temporada 300 millones. La cláusula de rescisión se elevó a los 6.000 millones y el periodo de contratación se alargaba hasta el año 2006. En este segundo año su cifra de goles ascendió a veinte y se convirtió en titular indiscutible.

 La temporada 1996-1997 se saldó con un balance más que positivo para la nueva estrella madridista: consiguió una nueva Liga (en la que marcó 21 goles) con el Real Madrid y debutó con la Selección absoluta. Anteriormente había defendido la camiseta nacional con la Selección sub-18, sub-20 y sub-21. Disputó el Mundial juvenil de Qatar, en el que España logró la cuarta plaza, y se hizo gran amigo del barcelonista De la Peña, la otra gran revelación del fútbol español. Raúl ha contado ya sus primeras vivencias en el fútbol en su libro El futuro.

En octubre de 2004 celebró su décimo aniversario como jugador de la Primera División con unas impresionantes marcas: 167 goles en 360 partidos, 47 goles en la Liga de Campeones (el máximo goleador en activo, y a sólo dos goles de Di Stéfano) y pichichi de la selección española con 40 goles en 80 partidos disputados.

 


Despedida de Raúl:







RONALDINHO GAUCHO es el último embajador del "jogo bonito". Campeón del Mundo con Brasil, imagen de Nike en la Tierra y heredero en la cancha del gran Pelé, Ronaldinho ha demostrado ser todo un virtuoso del balón que divierte y se divierte haciendo lo que más le gusta: jugar a fútbol. 

Se puede decir que a Ronaldinho el fútbol le corre por las venas. Su padre, Joao, ya era un apasionado del futevol que llegó a profesional cuando todavía vivían en una favela. Luego le vino el turno a su hermano Roberto quien triunfó en el Gremio de Porto Alegre mientras su padre trabajaba de aparcacoches. Roberto llegó a ser internacional y el ídolo de Ronaldinho. 

Pero cuando él tenía ocho años la fatalidad sacudió a la familia. Su padre se ahogó en la piscina que el club les había regalado. Un mazazo que sólo el fútbol y el apoyo de sus hermanos y su madre le permitieron superar. Ronaldinho jugaba a todas horas dispuesto a demostrar que su padre tenía razón cuando le decía orgulloso: "Tú serás el mejor". 

Enrolado en los equipos inferiores del Gremio Ronaldinho depuró su técnica desde las canchas de fútbol sala y con 17 años debutaba en el primer equipo. Entonces, su hermano Roberto colgó las botas y se convirtió en su sombra, aconsejándolo, ayudándolo, haciéndole de mánager y de padre. Y Ronaldinho creció. Ese año, con Brasil, el Gaucho ganó el Mundial sub-17 siendo pichichi y mejor jugador del torneo. 

De vuelta a Brasil las "novias" se agolparon en su puerta. El PSV Eindhoven y el París Saint Germain intentaron ficharlo y después de un largo litigio los franceses se llevaron el gato al agua. Era el año 2000, justo después de proclamarse campeón de la Copa América 1999 con la absoluta de Brasil. Su gol ante Venezuela ya ha pasado a la historia: sombrero al defensor, control con la espuela y gol. Una obra de arte por la que fue comparado con el mismísimo O Rei Pelé. 

En el PSG Ronaldinho se curtió como futbolista y como persona. Siempre respaldado por su familia, siempre exhibiendo su imborrable sonrisa, deleitó con sus regates imposibles a la parroquia parisina y sedujo tanto al seleccionador brasileño que dejó a Romario en la playa para llevárselo a él al Mundial de Corea y Japón de 2002. Y el Gaucho no defraudó. Su técnica y su velocidad cruzaron todas las fronteras. Brasil fue pentacampeona y Ronaldinho dejó para el recuerdo otro gol antológico ante Inglaterra. 

Pero de vuelta a Europa sus relaciones con el entrenador parisino, Luis Frenández, se deterioraron hasta romperse. Y en verano del 2003 Ronaldinho fue puesto en el mercado. Tres pesos pesados, Manchester, Barça y Real Madrid, entraron en la puja. Al final Laporta y los suyos fueron más hábiles y se lo llevaron al Camp Nou. Ronaldinho se convertía así en la estrella mediática prometida por el nuevo presidente. Un futbolista diferente que disfruta en la cancha como disfruta fuera bailando samba. Un delantero imprevisible que inventa, pasa, golea... sin perder nunca la sonrisa.










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